de
00:00 hs

San Rafael Entrevista Viernes, 26 de Junio de 2020

La cuarentena los inspira: `Me encuentro enfocada en el trabajo de taller y en la experimentación´

La artista plástica Irene Mancino, es otra de los tantos artistas de nuestra ciudad a quien la cuarentena le ha permitido reinventarse e iniciar una nueva etapa artística. Dialogamos con ella. 

Viernes, 26 de Junio de 2020
Mediamendoza El Diario del Sur de Mendoza. Buscanos en Facebook, Twitter e Instagram

Fotos: Jorge Gurtierrez/ Mediamendoza.com

28/6/2020


La artista plástica sanrafaelina Irene Mancino, cuenta con un camino recorrido en el campo de las artes visuales. En el 2000, inició el Profesorado de arte en artes visuales, en el IPA, aunque asegura que desde pequeña se vio movilizada por la observación detallada de imágenes.

Su camino por el arte la ha llevado a explorar diferentes ámbitos que le han permitido enriquecer su pasión por el color y los símbolos. Asegura también que le gustaría fusionar la plástica con otros lenguajes artísticos. Entre ellas formó parte de la creación del Museo en la escuela, declarado de interés provincial por la Honorable Cámara de Diputados, en el año 2005, además de la participación de numerosas muestras en España, Buenos Aires, Mendoza y San Rafael, y la dirección del espacio de arte Unísono, junto a Noelia Álvarez, Montserrat Bassols y Silvana Pase.

A fines del 2019 cerró un ciclo artístico con su muestra Magia, que fue expuesta en el Espacio Contemporáneo de Arte, Enrique Sobisch. Hoy la cuarentena la encontró cerrando ese ciclo e iniciando uno nuevo.

En este segmento (La cuarentena los inspira) que  busca reflejar las actividades, interpretaciones y creaciones realizadas por los artistas sanrafaelinos en el marco de la medida de aislamiento social, durante la pandemia del Covid-19, dialogamos con ella sobre sus inicios, su presente y sus proyectos.

¿En qué momento de tu vida llegó la pasión por las artes visuales?

Desde chica recuerdo haber manifestado una gran sensibilidad visual. Era muy observadora y curiosa. Me llamaba  mucho la atención las fotografías de libros, las ilustraciones, las texturas de las telas. Con el tiempo me di cuenta de que el deseo de observar minuciosamente, era cada vez más recurrente.

Tengo recuerdos de encontrarme por momentos observando libros y revistas. Mi abuelo paterno  tenía una gran colección de revistas National Geographic en su biblioteca que yo amaba. En la adolescencia incursioné en la danza clásica y contemporánea también.

Luego ingresé al Instituto Profesorado de Arte, ahí me formé academicamente y seguí transitando en este camino, en el cual continúo reinventándome con muchas ganas de seguir aprendiendo.

¿Cuesta encontrar un estilo propio?

Creo que el arte es una búsqueda en donde uno encuentra y va desarrollando un lenguaje. Ese lenguaje es dinámico, porque va de la mano de los cambios que nos atraviesan, de los procesos por los que vamos transitando. Lo vital, es dinámico y fluctuante. Yo trabajo y me expreso desde ese lugar. Es un proceso orgánico, me gusta sorprenderme, explorar y descubrir.

Me expreso desde lo figurativo y lo abstracto. Por momentos siento la necesidad de representar objetos de la realidad con un cierto grado de estilización, intentando capturar la esencia y la belleza que me transmiten. Y por ciertos momentos siento la necesidad de abstraerme y representar imágenes internas que no sé de dónde vienen... y de alejarme completamente de la realidad.

Mi frase preferida en cuanto a mi lenguaje es que: yo siento en colores y pienso en imágenes.

¿Cómo te encontró la cuarentena en lo artístico?

La cuarentena me encontró creando en mi taller desde casa. Compartiendo procesos creativos con mis hijos. Cerrando e iniciando un nuevo ciclo. Justo venía de cerrar un proyecto  artístico para el cual desarrollé una serie de obras en gran formato que fueron expuestas en el espacio  de arte contemporáneo Enrique Sobisch, a fines del 2019.

Este tiempo me sirvió para reanudar el trabajo de taller.

Ahora estas en un nuevo taller, ¿cómo es tu trabajo diario aquí?

Soy metódica y lúdica a la vez. Tengo mis  horarios y mis rutinas, vengo en las mañanas lo más temprano que puedo. Convivo con la música, el silencio, la meditación, los colores, el dibujo, las palabras, los poemas, mis libros, mis amuletos, mis cuadernos de bocetos, mis diarios en donde registro diversas experiencias. Es como un laboratorio.

En cuanto a la vida de taller, está es una experiencia nueva. Porque he experimentado la vida de taller de muchas formas. He pasado por los talleres colectivos compartiendo el espacio con otras colegas, taller en casa y talleres anexados a espacios culturales. Hoy encuentro en este espacio individual un tiempo para profundizar aún más en mi lenguaje y continuar aprendiendo.

¿Te sirvió la cuarentena para inspirarte?

Sí. Siempre estoy atenta y abierta a la inspiración, al margen de la pandemia. Últimamente mis composiciones se han tornado más circulares y orgánicas. El círculo es mi forma preferida. El círculo representa el TODO y la UNIDAD. Es una forma pregnante por excelencia. 

Según Aristóteles es la forma más perfecta. Todo en el universo es circular- espiral. En el círculo no puede verse ni principio, ni fin. Ni dirección, ni orientación. Todo está integrado. Últimamente encuentro en la biología y en la botánica, la mayor fuente de inspiración.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Una obra se empieza y se termina o puede quedar inconclusa y luego se retoma?

Los procesos son muy diferentes, no todos son iguales. Me ha pasado por momentos de pintar varias obras a la vez. De dejar en pausa y retomar luego con el tiempo. De abandonar, de tapar...

En este momento no estoy trabajando así, es como que toda mi energía esta puesta en una obra y hasta qué no siento que esta terminada, no puedo iniciar otra. Hay obras en el que el proceso creativo es más fluido. Hay obras en donde uno tiene más en claro cuando terminan pero hay otras que no, que son más impredecibles. 

La obra por momentos tiene vida propia y entablas un diálogo con lo que se está gestando en el lienzo.

¿Te ha pasado de dejar alguna a medias?

Sí, me ha pasado.

¿Cuándo terminas una obra, cuál es la sensación?

De satisfacción. Me resulta muy estimulante sentir que esa obra, en algún momento, vibrará con sus colores en un espacio. Dejar que sea completada con la lectura sensible de otra persona y sentir que esa persona la terminará con su subjetividad y su singular universo perceptivo. Y ahí cobra sentido el arte, cuando se comparte. Cuando hay intercambio. Porque en el acto de compartir encuentro la mayor riqueza.

¿Cuesta desprenderse de ellas?

De algunas sí y de otras no. Porque cada obra es una síntesis de un parte de mi. De un momento. De un proceso. Algunas son muy íntimas.

¿Proyectos post pandemia?

Fui invitada por Jaime Garcia a la décimosexta Star Party de este año (evento astronómico) re programado para octubre y a confirmar. Ya qué hay muchas incertidumbres debido a la pandemia. También recibí una propuesta de una galería fuera del país, pero quedó en stand by también. 

De todos modos estoy en un momento de producción así que no he abierto muchas puertas tampoco.  

Siempre deseo seguir aprendiendo, intercambiar experiencias con otros artistas y otros públicos.

Creo que las cosas llegan a su debido tiempo y este momento, me encuentra puertas adentro trabajando en mi taller.

¿En qué crees que nos va a transformar esta pandemia?

Creo que este hecho histórico mundial que estamos viviendo tan difícil, tan lleno de incertidumbres y contradicciones nos va a modificar a todos.

A algunos nos va a encontrar mejores y a otros peores. Ojalá que podamos crear una mejor versión de nosotros mismos y crear un mundo mejor. Que podamos encontrar los estímulos necesarios para ser más conscientes. Necesitamos un mundo diferente, más sustentable, más lento, más orgánico. Necesitamos apelar más a la inteligencia vincular entre las personas y con la naturaleza de la cual somos parte.

Hay muchas crisis en todo el mundo y de todos los colores pero creo que las crisis también son oportunidades de transformación y regeneración.

Por otro lado necesitamos más que nunca una educación nueva, en donde los dos hemisferios del cerebro puedan desarrollarse en potencia. Ya que necesitamos disponer de nuestra capacidad analítica y racional y también apelar a lo intuitivo, a la imaginación y a la creatividad para afrontar y poder transitar todos los desafíos que ya estamos viviendo.